Los mercados públicos



Por: Marcos Betanzos*  
“La añoranza se asfixió bajo el hábito.” Gustave Flaubert 
Meses atrás Hans Kabsch Vela comenzó una valiosa iniciativa para incentivar la defensa del mercado de Arriaga en Chiapas ante su inminente demolición. No hace mucho tiempo, cuestión sólo de semanas, debido al incendio ocurrido el 27 de febrero del presente año en el Mercado de la Merced (obra de Enrique del Moral de 1956), se anunció que se demolerían 20 mil m2 de los 80 mil que lo conforman y finalmente, ambas sentencias se detuvieron.


Los nostálgicos y otros (no tanto) que reconocemos en este tipo de lugares algo más que un espacio de intercambio comercial, nos aferramos a defender los mercados públicos preguntando qué sucede con ellos, con las políticas para preservarlos y renovarlos adecuadamente, para darles su verdadero valor dentro de la historia y el tejido de la ciudad, así como para fomentar con diversos instrumentos la interacción que brindan estos con sus visitantes. Sin embargo, sobra espacio para cuestionarse, ¿por qué tanta indiferencia e improvisación ante estos recintos? 

 

Hace días visité en Guadalajara, Jalisco, el mercado de San Juan de Dios (Mercado Libertad), obra de Alejandro Zohn del año 1958; una verdadera joya por su solución arquitectónica vinculada a la
escuela de Félix Candela, emblema de la llamada escuela tapatía de arquitectura y un gran detonador urbano de excelente manufactura que presume al día de hoy una presencia francamente desconcertante: se encuentra vivo pero sitiado por el comercio informal, en cierto punto obsoleto; en otros aspectos tan vigente como cuando se concluyó, fusión máxima entre improvisación y abandono se respira en sus pasillos, los cuales parecen tener fecha pactada para su fin o cita ineludible para una tragedia. Sus locatarios no lo dejan morir, los turistas tampoco.


Claro está que los mercados públicos enfrentan desde hace años una de las más feroces batallas de su historia. Menospreciados, carentes de posibilidades reales de renovarse y asediados por la presencia de cadenas comerciales y negocios ambulantes en cada esquina, estos espacios arraigados profundamente a nuestra identidad intentan día a día no sucumbir. 

 

Resisten a su modo: con el primer pregón del marchante por la mañana, cobijándose en la brecha generacional, en la vida de barrio cada vez más nulificada o con todo el esplendor de su universo multicolor que nunca es demasiado, que siempre sorprende. Punto de encuentro y camaradería, la memoria acusa la necesidad de una visita a estos lugares donde lo cotidiano puede convertirse en ritual en un sólo instante. Ahí está la magia de su arquitectura.

Pese a lo anterior y muchos aspectos más que se pueden enlistar se observa en todo el país intervenciones desafortunadas, decisiones por parte de autoridades de diversa índole y rango al nivel de caprichos de estilo, renovaciones improvisadas donde la seguridad y la función han quedado en la sala de espera. 



Pero quién piense que el concepto de mercado está obsoleto o en franca decadencia, se llevará una sorpresa al observar detalladamente las estrategias de diseño que están implantando las cadenas comerciales, al parecer en “el súper” ya descubrieron la estética del mercado de barrio, claro toda vez que lograron que el barrio prescindiera de su mercado. Buena idea.

De esta manera parece que el abandono y deterioro de los mercados públicos no es una consecuencia circunstancial, la competencia desleal los aniquila, la carencia de programas para su renovación los segrega y la indiferencia por parte de autoridades para protegerlos los dirige a destinos inciertos.
 

¿Será que dejar morir estos espacios es mejor que revitalizarlos adecuadamente? ¿O será que invertir en los mercados públicos no es tan redituable como los sobornos documentados que Walmart ofrece en nuestro país? ¿Qué será?


*Marcos Betanzos, es arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico.


Fotografía: Marcos Betanzos

@MBetanzos

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