Por: Redacción
La edificación está localizada
en el centro de un terreno lleno de jardines con una extensión de 1,350 metros
cuadrados.
La idea de crear la ubicación
espacial del proyecto, surge por la observación de la imagen de la Virgen de
Guadalupe, donde su abstracción geométrica apunta en una elipse de proporción
áurea, que fue recreada para generar el envolvente del templo, que en su pureza
geométrica, se utilizó como elemento regente de la composición.
La capilla tiene una
cubierta compuesta por una gran losa rectangular que no toca los muros de la
elipse y que de forma rápida se quiebra para volverse otro muro que marca el
eje (norte-sur), en este espacio son los accesos al templo. Esta pared contrasta
y complementa la suavidad de los muros curvos en la elipse. La estructura que
sostiene la losa está realizada bajo una secuencia de tubulares que al unirse,
crean una celosía que evoca la estructura principal de la casa maya.
Al lado oriente-poniente,
se creó el eje mayor de la elipse. Los muros crecen en altura, terminando en el
extremo poniente del eje mayor en la cruz que se levanta en medio del cielo.
Tanto la ventilación
como la iluminación son naturales. Un muro de cantera roja de la región, sirve
de retablo para el altar.
Se plantó un rosal hacia
el oriente de la capilla, el cual capta y aromatiza los vientos, representando
el perfume de las rosas que Juan Diego dejó caer de su tilma.
Fotografía: cortesía Muñoz
Arquitectos
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