La Visual de...La casa ecléctica

Acorde con su contexto disímil, pero sobre todo con la visión particular de Antonio Rivas Mercado, el recinto domestico -donde el autor de la columna de la Independencia retomó y proyectó la construcción del monumento más representativo del país- ha llegado a buen término en el proceso de restauración al que fue sometido durante más de diez años


Rivas Mercado
Por Marcos Betanzos @MBetanzos
La casona ubicada en la calle de Héroes en la colonia Guerrero, es un ejemplo del eclecticismo manifiesto por Rivas Mercado, un testimonio de libertad creativa, pero también un museo del suceso histórico: ahí fue bautizada y se casó Antonieta Rivas Mercado y ahí se dieron cita personajes ilustres del selecto grupo de intelectuales que la familia reunía en esos 1590 m2 de construcción y un terreno de 2,570 m2 dominado por un gran jardín, hoy inexistente.


Habitada por la familia durante 26 años, el bien fue adquirido por otra familia para habitarlo más de seis décadas, posteriormente transformado en escuela y después habilitado como internado. Así la construcción pasó del esplendor al abandono, y del abandono al daño terminal por los sismos de 1985.




Durante muchos años estuvo en medio de un impase que la llevó al punto de contemplar su demolición para darle paso a un desarrollo habitacional. Resguardada por las autoridades que se negaron a su sentencia, se pensó en convertirla en archivo, pero afortunadamente nunca se logró el objetivo. En cambio, se decidió emprender una ambiciosa restauración que ha concluido en una primera fase con un presupuesto ejercido de 100 millones de pesos para convertirla en una casa de cultura.




El doctor Gabriel Merigo, restaurador a cargo de la obra ha enfatizado el valor de esta casa por ser una sobreviviente auténtica al paso de la historia, pero también por ser un recinto que albergó a una de las familias más importantes de nuestro país.


Casa Rivas Mercado


Es claro que el esplendor nunca regresará a ella, sin embargo, lo realizado es digno de mención dadas las condiciones en las que se encontraba hace años debido a fallas estructurales, hundimientos, humedad, así como diversos saqueos de elementos, materiales y objetos arquitectónicos que formaron parte de su carácter ornamental.




A la casa le falta vida, es momento de comenzar conocerla en su nueva etapa, encontrar ahí la cabeza del Ángel de la Independencia que se vino abajo en el terremoto de 1957 (la casa restaurada será su nueva sede), pero sobre todo, devolver la vitalidad al jardín y las zonas exteriores de esta construcción, un trabajo pendiente e indispensable para aproximarnos aún más a la belleza de esta gran casona en la Guerrero.






Fotografías Cortesía de Marcos Betanzos

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