La Visual de... Jetty o la plaga histórica

La ciudad de México está en el hoyo. Lo sabemos. Sin embargo, para superar la ficción y toda lógica está el Estado de México, ilustración mayúscula de violencia, anarquía, corrupción, desapariciones, feminicidios, despojos y un largo etcétera que no termina.

Por Marcos Betanzos @MBetanzos
La herencia del cartel de las chamarras rojas con sede en Atlacomulco es enorme y profunda, no hablaré de toda ella porque jamás nos daría el espacio, abordaré solamente el caso del transporte público que no es cosa menor.
Para quienes nos movemos entre la Ciudad de México (la más congestionada del mundo entre 390 ciudades según el informe tomtom 2017) y el Estado de México (la entidad federativa con más homicidios y feminicidios del país), no es cuestión de percepción, la realidad es innegable: la inseguridad, el pésimo servicio y las agresiones por parte de los operadores de transporte público son cosa de todos los días, es la constante.


Homicidios y feminicidios en territorio mexiquense están ligados estrechamente al transporte público y son reconocidos por casos lamentables que en espera de justicia perpetúan la impunidad ante la ineficiencia de autoridades y ministerios públicos. Situación que promueve que la gran mayoría de sucesos quede fuera del registro oficial al no ser denunciados, la denuncia –en caso de llevarse a cabo- ya es un hecho heroico, visitar un Ministerio Público en algún municipio mexiquense es un acto suicida, indignante, una absoluta pesadilla.




Según cifras oficiales de la entidad mexiquense, durante los primeros tres meses de 2017 se registraron diez asaltos diarios en el transporte público, en total 601. En comparación con el mismo trimestre del año anterior, la tasa de robo aumentó en un 160%. De violaciones al reglamento de tránsito, de accidentes viales, atropellamientos y las condiciones de salud física y mental de los operadores de unidades de transporte público, ni hablamos, la cloaca despide putrefacción. Analfabetas, delincuentes y drogadictos pululan en el universo de estos gandallas que viven aplicando su propia ley cobijados bajo un sistema de concesiones y licencias que no solo es obsoleto, anárquico y miserable, sino que se ha convertido con el paso del tiempo es una verdadera amenaza pública, la cual a través del clientelismo político ha estructurado su impunidad tomando las calles y doblegando a las autoridades cada vez más dispuestas a asumir un papel de observador, un árbitro sumiso a conveniencia.

Más de 10 millones de personas que viajan diariamente del Estado de México a la Ciudad se juegan la vida en busca de un servicio digno y seguro que no encuentran. La promesa del futuro gobernador de la entidad ha sido regular, vigilar e instalar equipos y operativos para incrementar la seguridad de los pasajeros, pero huele a demagogia, no es ni creíble ni eficiente transformar en realidad una promesa construida con base en favores políticos. Acabar con la plaga del transporte público y sus operadores delincuentes, es imprescindible y no será una acción de gobierno, vendrá de los ciudadanos.





Así llegó Jetty que entró en operación hace dos días. Una amenaza directa y quizá más prometedora para terminar con los abusos y las negligencias. Se trata de un nuevo servicio de transporte colectivo privado ideado por Onésimo Flores, quien se ha propuesto cubrir las necesidades de las personas que viven a las afueras de la ciudad a costos competitivos con garantías diversas para el traslado seguro.


Para descargar Jetty, la App está disponible en Android y en las próximas semanas lo estará también el sistema operativo iOS, las rutas según la demanda planean llegar a Santa Fe y Nezahualcóyotl, hay motivos para apoyar esta empresa mexicana e imaginar la posibilidad real de exterminar esta plaga histórica del Estado de México, la plaga histórica de muchas ciudades del país…





Observemos atentos qué papel asume el próximo gobierno mexiquense de Alfredo del Mazo ante esta solución.



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