La Visual de...El Guerrero y el Helicóptero

Domingo, 10:30 am. En las inmediaciones de LIGA en la colonia Roma Sur, un artefacto no identificado con aspecto de un grillo monumental domina la esquina de Manzanillo y Chiapas.

Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Mientras derrama gasolina el fuselaje ingenioso de un helicóptero limosina, dos improvisados mecánicos se tienden sobre la calle para poner a prueba sus conocimientos de aeronáutica y solucionar la fuga, comienza el Tour número 10 de Interludios Caminata* con destino al Guerrero Chimalli en el municipio de Chimalhuacán.




Retrasados pero ansiosos, un grupo de más de veinticinco personas que se ha dado cita espera el inicio del recorrido, comienza el abordaje entre risas y movimientos suspicaces. El dúo mecánico ha superado la prueba, la manguera rota ha sido reparada gracias al poder del Duct Tape. Al interior se respira el olor a gasolina: confirmación de un viaje alucinante. En ese aroma recorre la ciudad con su imagen hipnótica el artefacto retratado por todos a su paso, desafiando curvas, poniendo en juicio las dimensiones de un carril del Viaducto Miguel Alemán, dañando prematuramente la estética exterior de su aleta y su cabina.

El piloto desea amenizar con música estridente, lo contenemos pero pasa de una selecta combinación de cumbia a Yuri (y la Maldita primavera) y de ahí se estaciona en la aguardentosa voz de Ana Gabriel con todo su repertorio que suena absolutamente a dolor: una canción siempre supera a otra. Al ritmo de Quién como tú y Simplemente amigos hemos llegado a Av. Ignacio Zaragoza. Un vendedor de churros nos habilita otra dosis de buen ritmo entre cantos y melodías conocidas.




Lo incierto continúa y quienes viajamos reconocemos que alguna extraña emoción y quizá una buena cantidad de morbo nos despierta conocer en vivo el armatoste laminar en color rojo de Sebastián. En el camino, hemos pasado a ver la Cabeza de Juárez, otro monumento al horror erigido en 1976 ubicado en Iztapalapa. Preámbulo de nuestro objetivo principal y antesala para el Coyote en Nezahualcóyotl, otra obra insignia del escultor chihuahuense.




Llegamos como pudimos a los Pochotes, la zona arqueológica de Chimalhuacán que resiste a ser devorada por la construcción de casas de uno o dos niveles, como siempre con las varillas esperando la progresiva expansión de la vivienda, los materiales aparentes, los tendederos haciendo paisaje de la ropa interior. En el sitio, las piedras que forman basamentos y algunos restos arqueológicos intentar hablar de la existencia del Tecpan (palacio) de Chimalhuacán, también pretenden que además del estigma por su conformación social y el peso específico de sus organizaciones sociales al servicio de causas políticas, el municipio encuentre referencia a su valor histórico: los hallazgos de los vestigios más antiguos de la Cuenca de México, un hombre y un mamut datan de hace más de 10,000 años. Su papel en la triple alianza, su relación con Tenochtitlán, su relación lacustre.




Sin embargo a la mirada le ganan las calles no pavimentadas, los topes gigantes, los terrenos baldíos, la carencia de lo indispensable y la oferta de la lectura de cartas. También eso le gana a nuestra nave, un bache rompe el volante y estamos paralizando el tráfico de Chimalhuacán. Obligados a descender esperamos las mentadas de madre, el ruido de algún claxon; en cambio hay silencio, risas: todos acuden a fotografiar al PartyCopter. Policías preventivos, de tránsito hacen lo suyo: hacer como que hacen pero no hacen nada, se toman fotos, siempre discretos. Reportan que un helicóptero está atravesado en una calle, sus mandos los pendejean.




Nos vamos en Taxi compactándonos, recorriendo desde la parte más alta del municipio para encontrarnos con una alberca olímpica en construcción, más terrenos baldíos, calles milagrosamente trazadas, pendientes de infarto y una vista privilegiada del Guerrero Chimalli, allá abajo se encuentra dominante el muñecote; desde arriba, desde el cerro solo se observa un cuestionamiento: ¿Para qué derrochar en acrobacias falaces teniendo tantas necesidades auténticas?




Llegamos al Chimalli en grupos diversos. Nos encontramos con un museo de sitio que da cuenta de todo aquello que no debe hacerse en una obra; del poder político de un escultor. El elevador está descompuesto (¿y el mantenimiento pactado?) hay que subir más de 200 escalones para ver un municipio que sorprendentemente se ha hecho destino turístico. Los locales celebran que un domingo por la mañana un grupo de personas que nunca soñarían visitar este lugar lo hagan rompiendo la burbuja de sus propias realidades, a los locales les gusta el Guerrero aunque no se creen nada la historia que intenta adjudicarse. Desde arriba es visible la sentencia que Axel Arañó pregona: “en un futuro próximo todo México será Chimalhuacán”.

Al bajar, la mirada recorre los 75 m de altura del robot de escudo y antorcha: su actitud retadora frente al impase económico y social puede leerse como un desafío vulgar ante la opacidad y el clientelismo político. Una caricatura del arte que advierte que el autor ha llegado a sus últimas consecuencias, al rincón de su propia sombra, a la incapacidad de propiciar otras realidades. Las vanidades y los deseos saturando los espacios de aquellos los lugares a los que nadie quisiera ir…

El viaje número 10 de Interludios Caminata es un recordatorio de los vacíos que ocupa el ejercicio de la reducción, el rechazo y el estigma hacia la periferia de la ciudad.

Agradecimiento a LIGA, Diego Pérez García, Axel Arañó e Isabel Martínez Abascal.



*Viaje corto que se hace por diversión.

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