La Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, un acercamiento a las exhibiciones del Arsenal

En un segundo día de recorrido visitamos los pabellones del Arsenal, un concierto de naciones de gran complejidad


                                                                                
Por: Eugenia González @EugeniaGG y Lorenzo Díaz @lorenzodiaz
La extensión de la exposición es vasta y lograr entender todo lo propuesto a profundidad llevaría días de análisis, resulta entonces un enorme reto hacer un recorrido razonable para entender los hilos conductores que un ensamble de esta naturaleza ofrece. En un segundo día de visita a la Bienal de este año logramos enriquecer lo encontrado en los pabellones de los jardines y por supuesto reafirmar lo visto, corroborar las tendencias.




Dos temas, que evidentemente surgen a partir del enunciado que como provocación lanzó este año el curador, son la constante de las exhibiciones. Aravena buscaba que los participantes lograran reportar, así como sucede con el periodismo, los sucesos desde donde acontecen. Escribir una historia en primera persona de lo que en realidad son las verdaderas batallas de la arquitectura, esas que deberían de importar e involucrar a la mayor parte de la humanidad. Desde nuestro punto de vista lo logró, la Bienal de este año es un exitoso ejercicio que, aunque de manera poco armónica, presenta temas comunes que hacen eco en todos los rincones del planeta.




Dos temas son centrales, la rápida y desordenada urbanización del las naciones y la tardía y pobre respuesta a la creación de vivienda para los varios fenómenos de migración y humanitarios que se dan en todos los rincones del  orbe. Las respuestas son muchas y los acercamientos, aunque a todas luces insuficientes, son grandes lecciones que juntas crean un valiosísimo acervo del que hay mucho que aprender.




Aunque poco transcendental no habría que dejar aparte algo que llamó nuestra atención, una parte importante cantidad de los convidados que podríamos clasificar como “Archistars” presentaron su agenda personal a todas luces distante de la temática de la exposición y evidentemente fuera de sintonía de los temas centrales que mueven a la guerra desde el frente. Triste pero cierto, arquitectura notable pero poco articulada, un fenómeno que no es nuevo pero que sin duda se hace evidente en su protagónico aparecer en medio de una reflexión más profunda.






La conversación iniciada por Aravena este ciclo ha puesto la agenda en el rumbo correcto, habrá que estar atentos a participar en el diálogo y, desde el frente cotidiano, participar activamente. Los retos son gigantes, sin duda el quehacer arquitectónico se encuentra en una encrucijada. 




































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