Emprendedores: Suyay Canah

En esta firma consideran que en México hay bastante talento, pero es necesario comenzar a pensar en el diseño de manera más colectiva y menos protagónica


Por Estivaly Calva Tapia @estivalycalva
Piero Barandiarán es originario de Perú y llegó a la Ciudad de México a los 10 años de edad. Hoy cuenta con las dos nacionalidades. Hace cuatro años fundó una marca de diseño artesanal llamada Suyay Canah que significa “esperanza en cualquier lugar donde nos encontremos”.

El joven emprendedor ya tenía cercanía con los artesanos porque imparte talleres en la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (SEDEREC). Además de dirigir la asociación civil DEPROART (Desarrollo de Proyectos Artesanales y Diseño).

Con el entusiasmo de encontrar nuevas formas de trabajar, así como otros canales de distribución para la artesanía, hasta el día de hoy ha diseñado más de 500 productos trabajando en conjunto con más de 150 artesanos ubicados en 10 comunidades diferentes tanto de México como de Perú. 
¿Su mayor acierto? Expresa Piero Barandiarán: “Ver y entender qué necesidades tenemos todos, pienso que es lo más humano que se puede hacer. No somos objetos sino sujetos. Cuando comenzamos a identificar lo que necesita el otro, empezamos a complementarnos y a crecer. El factor humano siempre va a ser lo más importante”.

Además, él considera que han logrado el engrane que los moviliza a producir y generar buenos resultados porque cada persona que participa siempre gana. “Somos muy transparentes, por ejemplo, entre todos establecemos los precios de venta al público”.

Acerca de los diseñadores mexicanos Piero dice que hay bastante talento, pero es necesario comenzar a pensar en el diseño de manera más colectiva y menos protagónica. “Tenemos que ser más conscientes y no pretender llevarse todo el crédito con cosas que no son creadas totalmente por una persona. No podríamos estar produciendo algo sin la ayuda de gente clave como las costureras, los que ensamblan, las patronistas, entre muchos otros. De hecho, en las etiquetas de Suyay Canah pueden aparecer dos o más marcas para mostrar que es un trabajo colectivo".

Piero estudió Negocios Internacionales y recuerda cómo empezó ─desde su habitación─ a intercambiar insumos por conocimientos de diseño y tecnología con mayoristas del Centro Histórico de la Ciudad de México.
“Una vez que tenía la materia prima fui aprendiendo cómo transformarla, y así diseñaba joyería sencilla a muy bajo costo. Después se la vendía como un producto terminado al mismo proveedor”.

Para poder capitalizarse, Piero realiza hasta la fecha este esquema de intercambios. “Es una forma de trabajo que nos permite bajar costos y hasta hemos podido competir con productos chinos”.

Hoy maneja cuatro categorías de negocio: joyería orgánica, hecha de insumos orgánicos, que va combinada con metales, algodón, fibras naturales y textiles. La segunda línea son los textiles con bordados artesanales; telar de cintura o telar de pedal. La siguiente unidad es la del calzado con textiles artesanales, y la cuarta línea son los productos de aluminio conocidos como Pewter. Los costos de sus productos van desde los 50 pesos hasta los 3 mil pesos.

Cuando en Suyay Canah desarrollan nuevas piezas, lo que buscan es ofrecer precios accesibles al consumidor final. Por ejemplo, si un textil se utilizaba en todo un rebozo es bastante bonito pero también muy caro. Ahora, lo que hacen es sólo complementar sus piezas con detalles artesanales. “Generalmente nadie se pone algo demasiado recargado y menos aquí en la ciudad, por eso preferimos los detalles con un buen acabado. Lo que nosotros logramos con esto es reducir costos, reivindicar lo artesanal y aumentar la capacidad productiva”.

Lo que más le apasiona a Piero de su trabajo es crear y ver que todos podemos ser creativos y desarrollar lo que queramos. “No estamos limitados a nada y podemos crecer juntos. Eso es lo que más me gusta. Me encanta estar en contacto con la gente y saber que podemos hacer muchas cosas en equipo”.

En este contexto, han comenzado a costear la parte creativa. ¿De qué manera? Tratar que quienes estén en desarrollos más técnicos o productivos se involucren también en los desarrollos creativos. De esta manera los artesanos aprenden a proponer ideas con base a los conceptos y herramientas que ha generado SuyayCanah.

Hasta el momento tienen dos tiendas, una en Tepoztlán y otra en la Ciudad de México. También venden por mayoreo a varias boutiques y planean colocar corners dentro de puntos de venta turísticos.

“Hemos comenzado a evolucionar la parte comercial, ya no nos vamos a quedar estáticos si la situación del mercado no es la óptima. Estos corners van a permitir que sea más rápida la venta y gane tanto la tienda como el artesano. Así no tendremos que esperar únicamente a que nos hagan un pedido”.


Otro esquema comercial abarca a las empresas que tienen el distintivo de Empresas Socialmente Responsables (ESR).

¿Su pieza favorita? La que quedó dentro del Directorio Mexicano de Diseño en el 2012. Se trata del “Rebozo de telar de pedal con bordado relleno doble”.

El entrevistado dio un consejo para quienes deseen emprender un negocio propio: “Realmente deben identificar qué es lo que más les gusta, lo que verdaderamente les encanta y es su pasión. Una vez que sepan esto, no necesitan una inversión muy grande para desarrollar algo. Lo importante es definir el concepto de su marca y conocer cuáles son las tendencias que estamos viviendo. Después de esto, para empezar los intercambios funcionan bastante bien”.

Finalmente, Piero Barandiarán aseguró que las tendencias de consumo ya no son tan masivas, sino que la gente es cada vez más selectiva para comprar productos que tengan elementos únicos.



Fotografías: cortesía Suyay Canah

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