Recorriendo el MAXXI por Zaha Hadid



Por: Eugenia González y Lorenzo Díaz
 
Ilusionados esta tarde nos decidimos a conocer y recorrer el recientemente inaugurado Museo Nazionale delle Arti del XXI Secolo (Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI) que ha sido publicado hasta el cansancio por revistas y medios relacionados con la arquitectura. Por lo anterior este pequeño post no trata de hacer un recorrido arquitectónico o una memoria descriptiva, es simplemente un recuento de nuestras impresiones.


A nuestra forma de ver un espacio creado con un propósito como este debe de emocionar y el MAXXI no lo hace. Nos queda claro que Zaha prepara concursos que ganan y después de años de ser rechazada por su vanguardia, logró formular una propuesta vendedora a un jurado. Las vistas en planta, maqueta y aérea del proyecto son espectaculares, pero poco de ese lenguaje es legible al simple y terreno visitante.


Localizado en una zona periférica de Roma, aprovechando los terrenos de una antigua fábrica de armas y rodeado de edificios residenciales de los 60 y 70, el museo mantiene un pobre diálogo con su entorno, ni se mimetiza -que no sería el caso siendo de Zaha- pero tampoco se impone, no hace ni siquiera ruido.



La plaza, que es casi un espacio residual del proyecto, es lo que consideramos como el espacio más exitoso. Llena de gente de la zona, de niños jugando y de abuelos disfrutando un café en la cafetería de enfrente es sin duda lo que un espacio público debe ser.



En múltiples entrevistas Zaha habla de un flujo continuo al recorrer las salas del museo y las imponentes rampas negras y puentes iluminados con fluorescencia así lo prometen, nada más alejado de la realidad. Son, sí, un divertimento algo vertiginoso, pero no hablan con las salas y se complementan con escaleras y elevadores comunes y corrientes que delatan que el edificio es geométricamente tradicional, con adornos muy Zaha.



Para acabarla de amolar la ejecución de la construcción deja mucho que desear, sobran los comentarios ya que es evidente que los errores empiezan desde el diseño ejecutivo, en el despacho. Difícil decir que tuvimos que verlo con nuestros ojitos para darnos cuenta que no es lo que promete, interesante, pero no emocionante.




Fotografía: Lorenzo Díaz

@lorenzodiaz y @EugeniaGG

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